miércoles, 28 de septiembre de 2016

Restaurante La Cascada

Si pasáis por Puerto del Carmen (Lanzarote), podéis aprovechar e ir comer o cenar en este restaurante.

La verdad que entramos de casualidad, y salimos muy satisfechos.


Nosotros nos deleitamos con un Cherne con base de tomate al mojo verde y unos lomos de atún con verduritas.

Los camareros son muy majetes, y el local está muy bien decorado.


Un sitio a repetir ;-)

martes, 2 de abril de 2013

Arrosseria L'Estibador




En la playa del Saler (Valencia), dentro del Parque Natural de la Albufera, podéis disfrutar de una arrocería donde saborear unas paellas de las mejores que he probado.




Si podéis escaparos en Fallas, mejor que mejor, ya que podeís disfrutar de una mascletá antes de ir a comer y así matáis dos pájaros de un tiro.
La paella tradicional con garrafón, alcachofa (en temporada), pollo y caracoles (opcional a quien le guste) está deliciosa, sin desmerecer el arroz a banda o el arroz del señorito, no sin antes disfrutar de sus ensaladas y otros entrantes con una presentación sin parangón.



Para terminar quien se puede resistir a probar unos postres variados con tan buena pinta.

Ya para rematar la sobremesa, en temporada de verano lo ideal es  acercarse a su zona chill-out y reposar la comida recostado en uno de sus cómodos sillones refrescando la garganta.con un buen digestivo.



domingo, 23 de octubre de 2011

Zeraín

En el barrio de las letras se encuentra este restaurante en donde disfrutar de la comida tradicional vasca sin moverse de Madrid. La carta no es muy extensa, pero eso da la seguridad de que el género es fresco.
 
Para empezar podéis pedir unos trigueros (9.95€), una cazuelita de boletus (19.25€) y una tortilla de bacalao (12.95€).

El solomillo de ternera (26.90€) es gordo y jugoso, y cuando lo pruebas la explosión de sabor a pasto de las vascongadas te hace reconocer la calidad de la carne. Si lo que te gusta es el pescado, el cogote de merluza de anzuelo (29€) es muy recomendable.

Para postre, puedes pedir una simple y deliciosa cuajada (5.20€), o disfrutar de su postre estrella, la Pantxineta (6.45€), un hojaldre relleno de crema.

Café Salambó

En el barrio de Gracia de Barcelona se encuentra este café, muy acogedor, perfecto para una cena tranquila en buena compañía.


Si vais a tapear, podéis deleitaros con unas croquetas de jamón deliciosas, aunque algo escasas (9.70€) y una tabla de quesos con una torta extremeña que no podrás olvidar (15.20€). Eso sí, las bravas no son muy allá, ya que en la salsa predomina el ajo sobremanera.



Los platos principales tenían buena pinta (Hamburguesa de 300g por 14.40€, Solomillo de ternera a la piedra por 20.50€, etc), pero en esta ocasión no pude probarlos... aunque todo se andará :-)

En los postres destaca la canastilla con manzana (5.60€) y el yogur griego con frutos rojos (4.00€).

Ah, no os olvidéis de pedir el pan con tomate, que es una pasada.

El Oso Goloso

En una esquinita de la diagonal se esconde un restaurante italiano que  por el nombre más parece una tienda de chuches que otra cosa.



En los entrantes, el plato estrella es la ensalada de burrata con tomate, albahaca fresca, aderezada con una salsa de pesto (12.50€).
Las pizzas tienen una base fina totalmente artesanal, y están totalmente deliciosas (9.50-14€).







En los postres destaca el cioccone (4.10€), con base de mascarpone, que quita el sentido.





Eso sí, si lo que buscáis es un sitio para comer rápido, no os lo aconsejo, ya que se toman su tiempo en coger la comanda y servir los platos... se podría decir que es un sitio para disfrutar de buena comida italiana pero sin prisas ;-)

lunes, 19 de septiembre de 2011

Un Gallego en Saconia

Quién podría imaginar que al lado de la Dehesa de la Villa, en el humilde barrio de Saconia donde he pasado gran parte de mi vida, pudiera existir un restaurante con una calidad casi inigualable. Hablo del Bistrot de Saconia, situado en la calle Antonio Machado, 45.

La variedad de raciones que ofrecen es más que aceptable, de las cuales destacaría sus croquetas caseras, crujientes por fuera, y que se deshacen en la boca al morderlas. 
Si lo que queréis es deleitaros con sus productos gallegos, no podéis dejar de probar su pulpo a la feira, de los mejores que he probado, o unas navajas a la plancha que quitan el sentido, sin menospreciar las almejas a la marinera, cuya salsa no podréis parar de mojar con pan. Si a todo esto le añadimos un albariño de la casa fresquito, mucho mejor. 
Ahora vamos a los platos principales... la carne es de una calidad excepcional, el solomillo es tierno y jugoso, y se parte como si fuese mantequilla, un orgasmo para el paladar. Y los pescados son frescos del día, con una calidad también abrumadora. A todo esto hay que decir que el tamaño de los platos dejará satisfecho a los más glotones.
Si tenéis la oportunidad de ir a comer su menú del día, os quedaréis asombrados de la variedad y calidad de los platos que tienen, y de su precio ajustado (10€). Eso sí, no admiten reserva si no es para comer a la carta.
Para que os hagáis una idea, el precio medio comiendo de carta es de 30€, con varios primeros para compartir, los platos principales, bebida, postre y café... y para terminar unos chupitos de parte de la casa.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Pucela, visita relámpago

Eran las seis de la tarde del 10 de septiembre, cogí el coche, y después de un peaje abusivo y casi dos horas de viaje, me planté en Valladolid donde me esperaban unos buenos amigos (M&G) para degustar un sabroso lechazo, no sin antes irnos a dar una vuelta por los puestos de la feria.

Degustamos un par de lorencitos con su correspondiente tapa (a 2,50€) antes de ir a cenar, a cual más rica si cabe... merece reseñar una carrillera que se deshacía en la boca, sin olvidarnos del secreto en el balcón de las médulas, crujiente y sabroso. 

Después de tapear un poco, dimos un paseo por el centro, disfrutando de las preciosas fachadas que nos ofrece Pucela, que se tornan mágicas iluminadas una vez que el sol desaparece por el horizonte.

Y por fin llegó la hora de ir al asador, La Solana, donde pudimos contemplar el horno de leña en todos su esplendor, y empezamos a salivar mientras esperábamos impacientes que llegase la comanda.

Acompañando el lechazo (1/4, 36€) pedimos una ensalada de lechuga, tomate y cebolla bien aliñada y un para beber un buen clarete (Mucientes, 8€). Acabamos mojando pan en la fuente sin poder parar, dando lustre al fondo de la misma.

Llegó la hora del postre, y cayó una porción de tarta de hojaldre (5,40€) que quita el sentido. Para rematar la faena nos trajeron un licor de naranja casero que hizo que la velada fuese plena.

Después nos fuimos a una terracita al lado del Pisuerga, donde reposamos la comida y entre unas cosas y otras ya se hizo la hora de volver a Madrid... para las 4.15h de la madrugada estaba soñando con la visita relámpago que había experimentado.